Guerra en puertas de un lado, conflictos internos del otro. Cuando somos niños pensamos que los adultos lo tienen todo controlado. Cuando somos adultos miramos atónitos como las "autoridades" de ciertos países del mundo, siguen tomando decisiones atroces que involucran humillar y acabar con la vida de miles sin que haya algún organismo bien arrecho que los detenga. Una policía mundial. Pero bien arrecha. Que extermine las dictaduras y erradique el pensamiento que permite mantener el sufrimiento continuo de diversos sectores de la población mundial. Pero entonces dicen que hay ciertos organismos, a los cuales considero pusilánimes, débiles. Tal vez hay mucha gente valiente trabajando en ellos pero siguen sin lograr la bendita paz que piden las mises y que deseamos la mayoría de los que habitamos este planeta.
Mi país esta en parto, un parto largo y complicado. No veo la hora en que acabe ese asunto en Venezuela.
Mientras tanto aquí estoy yo, angustiada por estúpidos asuntos de genero. Mis propios conflictos internos. Y entonces eso me lleva a la pregunta: "Si no logras convencer a tu propio cuerpo completo de seguir los lineamientos que dicta mi meticuloso cerebro (que lo hace estrictamente pensando en su propio beneficio), como se puede creer que el mundo entero pueda coincidir en respetar los acuerdos de paz?"
Que vergüenza con los niños. No tenemos nada resuelto. Solo nos queda pasar por esta vida dando tumbos. Desde que les informamos que la muerte es un suceso inevitable, comenzamos a traumarlos. Pero ellos siguen adelante como lo hicimos todos, dedicando su vida a evitar ese inevitable momento y tratando de no pensar en ello; sumergidos en asuntos cotidianos que los ayudan a olvidar. Hasta que ya de adultos lo leemos todos los días en los periódicos. Puntos rojos por todos lados. Bajas. Conflictos. Armas biológicas, armas nucleares, represión, tortura, homicidios. Ahí están esos monstruos mostrándote los dientes.
Se que es un cliché lo del botón de drama, pero el asunto es que si todo estuviera en calma, en un mundo tranquilo con ese bendito botón gigante que dijera "DRAMA" muchos pendejos pasarían su vida entera mirando al botón, buscando la fuerza para apretarlo o esperando al elegido que lo hiciera. Y ahí es donde me gustaría que estuviera la policía mundial, haciendo justicia para el mundo tranquilo de nuestros niños, agarrando al pendejo frustrado y llevándolo al teatro, un set de televisión o que se yo.